Cuento Amor, de Clarice Lispector: análisis e interpretación

Cuento Amor, de Clarice Lispector: análisis e interpretación
Patrick Gray

El cuento "Amor" forma parte de la obra Lazos familiares Retrata un episodio de la vida de una persona corriente que, ante una situación o experiencia cotidiana, sufre una epifanía que la hace reflexionar sobre sí misma y el mundo que la rodea.

Análisis e interpretación del cuento "Amor

"Amor" es un relato corto narrado en tercera persona. el narrador es omnisciente La trama gira en torno a Ana, la protagonista, una madre, esposa y ama de casa que dedica su tiempo al cuidado de la familia y a las tareas domésticas.

Aunque aparecen otros personajes, como su hijo, su marido y el ciego que ve a través de la ventanilla del tranvía, Ana es la única a la que el autor confiere densidad psicológica .

Seguimos su día y los diversos estados de ánimo que se apoderan de ella, tras tener una epifanía que le hace replantearse toda su vida: la visión de un ciego mascando chicle.

La "hora peligrosa": reflexión y preocupación

Su precaución se reducía a cuidar a la peligrosa hora de la tarde, cuando la casa estaba vacía sin necesitarlo más, el sol estaba alto, cada miembro de la familia distribuido en sus funciones. Al mirar los muebles limpios, su corazón se estrujaba un poco de asombro. (...) Entonces salía a hacer la compra o a llevar objetos a reparar, cuidando del hogar y de la familia sin que ellos lo supieran. Cuando volvía era el final deLlegaba la noche, con su tranquila vibración, y por la mañana se despertaba rodeada de los deberes en calma. Volvía a encontrar los muebles polvorientos y sucios, como si hubieran regresado arrepentidos.

Ana es descrita como una mujer activa, que dedica su vida a la familia y al mantenimiento de la casa, tratando de mantener todo en orden, la "firme raíz de las cosas". Entre las numerosas tareas que conlleva la vida de madre y ama de casa, mantiene su mente ocupada la mayor parte del tiempo.

Por la tarde, sin embargo, llegaba la "hora peligrosa" en la que podía concentrarse en sí misma. Empezaba a reflexionar sobre su vida y el camino que la había llevado hasta ese punto.

Lejos de la "exaltación perturbada" de su pasado, Ana ya no parece reconocerse como la persona que había sido antes de su matrimonio. En palabras del narrador, "había venido a caer en un destino de mujer".

Empezó a dedicar todo su tiempo al marido, los hijos y las tareas domésticas, cayendo en el estereotipo de la mujer que se abandona y olvida de sí misma para concentrarse sólo en la familia.

En este momento de reflexión sobre la "vida adulta" que había construido, está claro que La insatisfacción de Ana expresada por las palabras del narrador: "incluso sin felicidad se puede vivir".

La repetición de la frase "Así lo había querido y elegido" subraya su responsabilidad por la forma en que vivió, y también su acomodación. Fue la "gran aceptación" que volvió a su rostro al "final de la hora inestable".

El ciego que mascaba chicle: epifanía de lo cotidiano

Después de hacer la compra para la cena, Ana volvía a casa en tranvía, perdida en sus pensamientos sobre el pasado y el presente. Con la "hora peligrosa" casi terminada, ya estaba preparada para retomar su rutina, cuando una visión vino a sacudir todo su mundo: un ciego mascando chicle.

Mascaba chicle en la oscuridad, sin sufrir, con los ojos abiertos. El movimiento de mascar le hacía parecer que sonreía y de repente dejaba de sonreír, sonreía y dejaba de sonreír - como si la hubiera insultado, Ana le miró. Y cualquiera que la viera tendría la impresión de una mujer con odio. Pero ella siguió mirándole, inclinándose cada vez más - el tranvía tomó una brusca arrancada tirándola desprevenida por detrás,la pesada bolsa de punto se desplomó de su regazo, se desplomó en el suelo - Ana dio un grito, el conductor dio la orden de parar antes de saber de qué se trataba - el tranvía se detuvo, los pasajeros miraban asustados.

La imagen, parte de la vida cotidiana, pasaría desapercibida para la mayoría de la gente, pero tuvo un efecto devastador en Ana, que dejó caer la compra que llevaba y captó la atención de todos.

Miraba al hombre "como si la hubiera insultado", porque su mera existencia perturbaba su paz enajenada, porque la enfrentaba a la dureza de la vida La cruda realidad.

Aunque sólo vio al hombre un instante, "el daño estaba hecho", "el mundo había vuelto a ser un malestar", rompiendo la cúpula de cristal en la que Ana había vivido desde su matrimonio. Ya no estaba protegida, se encontraba cara a cara con la vida y el "sinsentido", la "anarquía".

A pesar de todos sus intentos por mantenerse organizada y estable ("había apaciguado la vida tan bien"), "la crisis había llegado después de todo", y todo el control se hizo añicos.

Por primera vez en mucho tiempo, me enfrentaba a "una vida llena de dulces náuseas", auténtica, llena de cosas inesperadas, de belleza y sufrimiento.

Jardín Botánico: pasear y observar el mundo

Desorientada y perturbada por la visión del ciego, Ana olvidó bajarse del tranvía en la parada correcta, se perdió y acabó vagando hasta encontrar un lugar que conocía. Sus ojos observaban la realidad a través de una nueva lente con "la vida que había descubierto" latiendo en su cuerpo.

Acabó deteniéndose en el Jardín Botánico, donde se sentó a contemplar la naturaleza, todo lo que era salvaje y nacía, crecía, se pudría y se renovaba. Después del ciego, ahora era el jardín lo que impulsaba sus pensamientos, llevándola a reflexionar sobre la fragilidad y la fuerza de la vida.

Inquieta, miró a su alrededor. Las ramas se balanceaban, las sombras se agitaban en el suelo. Un gorrión gorjeó en la tierra. Y de pronto, con inquietud, le pareció que había caído en una emboscada.

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Tentada y asustada por este "mundo resplandeciente", "para comérselo con los dientes", dividida entre la fascinación y el asco, salió de sus pensamientos y recordó a su familia, que la estaba esperando.

Consumida por un sentimiento de culpa, decidió volver corriendo a casa, sin olvidar todo lo que había visto y sentido por el camino.

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Volver a casa: extrañeza y duda

El anhelo persistía cuando regresaba a casa, con el "alma latiéndole en el pecho". Aunque el mundo le parecía de pronto "sucio, perecedero", también le parecía "suyo", que la llamaba, la tentaba, la invitaba a participar en él.

Ya en su casa, la "vida sana" que llevaba le pareció de repente una "forma de vida moralmente insana".

La vida es horrible, le dijo por lo bajo, hambrienta. ¿Qué haría si siguiera la llamada del ciego? Iría sola... Había lugares pobres y ricos que la necesitaban, ella los necesitaba... Tengo miedo, dijo. Sintió las delicadas costillas del niño entre sus brazos, oyó su llanto asustado. Mamá, llamó el niño. Lo apartó, miró aquella cara, se le encogió el corazón. No dejes que mamá te olvide, le dijo.

Incluso cuando su hijo intenta abrazarla, ella no puede olvidar "la llamada del ciego". Recuerda todo el mundo que había ahí fuera por explorar, la vida real que era terrible pero también dinámica, llena de posibilidades y sorpresas.

Ana tiene "hambre", siente voluntad de dejarlo todo Parece desplazada en su propia casa, sufriendo también la culpa de pensar en abandonar a su marido y a sus hijos.

Familia y rutina: amor y adormecimiento

Más tarde, la protagonista comienza a reflexionar sobre su familia, recuperando la sensación de confort que esto le trajo.

Rodeaban la mesa, la familia. Cansados del día, felices de no estar en desacuerdo, tan dispuestos a no ver defectos. Se reían de todo, con un corazón bueno y humano. Los niños crecían admirados a su alrededor. Y como una mariposa, Ana sostenía el instante entre sus dedos antes de que nunca volviera a ser suyo.

Ana empezó poco a poco a apreciar de nuevo la serenidad que sentía con sus familiares, preguntándose cómo sería su vida después de la revelación que había tenido aquella tarde: "¿Cabría en sus días lo que el ciego había desencadenado?".

Intentaba tener presente el momento presente, de alegría y seguridad familiar. Sin embargo, no podía olvidar el lado terrible del mundo: "con malicia de enamorado, parecía aceptar que los mosquitos salieran de la flor, que los reyes-victoriosos flotaran en la oscuridad del lago".

Aceptó así la precariedad de la vida, la destrucción, tomando conciencia de repente de lo efímero de todo lo que amaba.

Tras oír un golpe en los fogones de la cocina, ruido habitual en el electrodoméstico, Ana se asustó y corrió hacia su marido, diciéndole: "¡No quiero que te pase nada, nunca!

Ella permaneció sin fuerzas en sus brazos. Esta tarde algo tranquilo se había roto, y en toda la casa se respiraba un tono humorístico y triste. Es hora de acostarse, dijo, es tarde. En un gesto que no era suyo, pero que parecía natural, cogió la mano de su mujer, llevándosela consigo sin mirar atrás, alejándola del peligro de vivir.

El hombre consigue calmarla, convenciéndola de que todo va bien. Cogiéndola de la mano, el marido lleva a Ana a dormir, devolviéndola a su rutina, a su estilo de vida habitual, a su tranquilidad doméstica.

Las frases finales subrayan la forma en que Ana parece hundirse de nuevo en desinversión de antes:

Se peinó ahora frente al espejo, por un momento sin mundo en su corazón.

Significado de la historia

Ana simboliza el ama de casa de clase media que, como innumerables mujeres de todo el mundo, cumplió las expectativas sociales casándose y formando una familia. Así, su vida cotidiana se llenó de tareas domésticas y crianza de los hijos, manteniéndola alejada del mundo exterior, de sus sorpresas y sus horrores.

La visión del ciego mascando chicle en la oscuridad, de forma mecánica, repetitiva, sin poder ver lo que le rodea, parece ser una metáfora por la forma en que Ana vivía.

Como con los ojos cerrados, repite su rutina día tras día, sin ver lo que existe más allá de las paredes de su casa. Tal vez porque se ve a sí misma en ese hombre, Ana subvierte su rutina: rompe los huevos de la cena con susto, se baja en la estación de tranvía equivocada y da un paseo por el Jardín Botánico, olvidándose de sus obligaciones.

Durante un tiempo, siente la tentación de cambiar de vida, dejarlo todo y lanzarse al mundo, explorar lo desconocido Cuando regresa con su familia, se ve invadida de nuevo por el amor que siente por ellos y olvida sus ideas de escapar, volviendo a su rutina y a su vida protegida.

Es el amor, título del relato, lo que mueve a esta mujer, que por amor a su marido y a sus hijos se dedica por entero a complacerlos y cuidarlos, hasta el punto de olvidar la epifanía que la embargó horas antes y la voluntad de vivir otras vidas, de experimentar otras formas de ver el mundo:

Antes de acostarse, como si apagara una vela, apagó la pequeña llama del día.

Por encima de cualquier afán o curiosidad por descubrir, Ana ama a su familia. Al fin y al cabo, incluso después de todo lo que ha visto y sentido, ha elegido seguir viviendo igual, por amor.

Clarice Lispector, la autora

Retrato del autor.

Clarice Lispector (10 de diciembre de 1920 - 9 de diciembre de 1977) fue una escritora brasileña de origen ucraniano que destacó entre los grandes autores de su época. Publicó novelas, cuentos, novelas cortas, ensayos, cuentos infantiles, entre otros, contando más de veinte obras.

Uno de los rasgos transversales de su producción literaria es la creación de narraciones en las que los personajes encuentran epifanías durante su vida cotidiana que los transforman y llevan a la reflexión.

En Lazos familiares En esta obra en particular, los temas parecen cruzarse con la propia vida del autor.

Clarice se dividía entre su carrera literaria, la crianza de sus dos hijos y su matrimonio con Maury Gurgel Valente. El matrimonio terminó en 1959, cuando la autora se cansó de las ausencias de su marido, que pasaba mucho tiempo viajando porque era diplomático.

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    Patrick Gray
    Patrick Gray
    Patrick Gray es un escritor, investigador y empresario apasionado por explorar la intersección de la creatividad, la innovación y el potencial humano. Como autor del blog "Culture of Geniuses", trabaja para desentrañar los secretos de equipos e individuos de alto rendimiento que han logrado un éxito notable en una variedad de campos. Patrick también cofundó una firma de consultoría que ayuda a las organizaciones a desarrollar estrategias innovadoras y fomentar culturas creativas. Su trabajo ha aparecido en numerosas publicaciones, incluidas Forbes, Fast Company y Entrepreneur. Con experiencia en psicología y negocios, Patrick aporta una perspectiva única a su escritura, combinando conocimientos basados ​​en la ciencia con consejos prácticos para lectores que desean desbloquear su propio potencial y crear un mundo más innovador.