17 cuentos infantiles comentados

17 cuentos infantiles comentados
Patrick Gray

1. la zorra y las uvas

Un zorro pasó por debajo de un árbol cargado de hermosas uvas. Tenía muchas ganas de comerse aquellas uvas. Saltó de un lado a otro, intentó trepar por la parra, pero no pudo. Después de mucho intentarlo se marchó, diciendo:

- Ni siquiera me importan las uvas, son verdes de todos modos...

El cuento nos habla de la codicia y sobre cómo algunas personas afrontan la frustración enmascarando el sentimiento de decepción.

Uno de los cuentos infantiles más famosos, La zorra y las uvas, narra el comportamiento de muchas personas que, como no consiguen lo que quieren, desdeñan lo que no pueden tener.

La zorra estaba encantada con las hermosas uvas, pero como no podía levantarlas, incluso a pesar de todos sus esfuerzos, tuvo que buscarse una excusa.

2. el perro y el hueso

Un día, un perro cruzaba un puente llevando un hueso en la boca.

Al mirar hacia abajo, vio su propia imagen reflejada en el agua. Creyendo ver a otro perro, codició inmediatamente el hueso y empezó a ladrar, pero nada más abrir la boca su propio hueso cayó al agua y se perdió para siempre.

El cuento del perro y el hueso habla de la ambición y de las consecuencias de querer siempre más. El perro podría haberse dado por satisfecho con el hueso que tenía, pero al ver la imagen reflejada en el agua, también quiso poseer un segundo hueso.

Por no valorar lo que tenía y arriesgar su hueso seguro para conseguir otro, el perro acabó con uno y sin otro.

La lección que podemos aprender del perro de la historia es que más vale pájaro en mano que ciento volando .

3. el gallo y la perla

Un gallo estaba rascando, buscando algo de comer en el patio, cuando encontró una perla. Entonces pensó:

- Si yo fuera un joyero que te encontrara, me alegraría. Pero para mí una perla no sirve de nada; sería mucho mejor encontrar algo de comer.

Dejó la perla donde estaba y se fue a buscar algo de comer.

La historia del gallo y la perla nos enseña que cada uno de nosotros considera algo precioso según sus propias necesidades.

Habiendo encontrado una perla, el gallo reconoció que en su lugar un joyero tendría mucha suerte. Pero para él, gallo, la perla no servía de nada: lo que realmente necesitaba era comida.

En pocas líneas, el cuento enseña a los niños que somos seres diferentes y con requisitos diferentes.

4. la rana y el toro

Un gran toro se paseaba por la orilla de un arroyo. La rana estaba muy celosa de su tamaño y fuerza, así que empezó a hincharse, haciendo un gran esfuerzo para intentar llegar a ser tan grande como el toro.

Preguntó a sus compañeros del arroyo si era tan grande como el toro. Le contestaron que no. La rana se hinchó y volvió a hincharse, pero aún no alcanzaba el tamaño del toro.

Por tercera vez, la rana intentó hincharse, pero lo hizo con tanta fuerza que acabó explotando, a causa de tanta envidia.

La historia de la rana y el toro nos enseña a no ser envidioso y no querer ser diferentes de lo que somos.

Ambiciosa, la rana deseaba por todos los medios parecerse al toro, pero su naturaleza era ser una rana y no otro animal radicalmente superior.

Por esforzarse demasiado en aparentar lo que no era, la rana acabó perdiendo su propia vida.

5. la gallina de los huevos de oro

Un hombre y su mujer tuvieron la suerte de tener una gallina que ponía huevos de oro todos los días.

Imaginando que la oca debía de estar hecha de oro por dentro, decidieron matarla y llevarse toda esa fortuna de una vez. Pero cuando abrieron la barriga de la oca, vieron que por dentro era igual que todas las demás.

Así fue como los dos no se hicieron ricos de golpe, como habían imaginado, ni pudieron seguir recibiendo el huevo de oro que cada día aumentaba un poco su fortuna.

Esta breve historia nos habla de la codicia humano.

La pareja del cuento tuvo la gran suerte de tener una oca que daba huevos de oro. Se suponía que los privilegiados esposos debían estar agradecidos por la gran suerte de haber tenido la oca. En lugar de estar agradecidos, los dos llegaron a la conclusión de que podían enriquecerse aún más matando al animal para quedarse con lo que había dentro de la oca.

Su ambición por una fortuna aún mayor les hizo perder los ingresos recurrentes que ya tenían. La lección que queda es que nunca hay que intentar tentar demasiado a la suerte.

Ver también: Pintura corporal: desde los antepasados hasta nuestros días

6. los viajeros y el oso

Dos hombres viajaban juntos cuando, de repente, un oso surgió del interior del bosque y se detuvo ante ellos, aullando.

Uno de los hombres intentó trepar al árbol más cercano y agarrarse a las ramas. El otro, viendo que no tenía tiempo para esconderse, se tumbó en el suelo estirado, haciéndose el muerto, porque había oído que los osos no tocan a los muertos.

El oso se acercó, olfateó al hombre tumbado y volvió al bosque.

Cuando la bestia hubo desaparecido, el hombre árbol se apresuró a bajar y dijo a su compañero:

- Vi al oso diciéndote algo al oído. ¿Qué dijo?

Me dijo que nunca viajara con una persona miedosa.

La historia de los viajeros y el oso habla de dos amigos que se comportaron de dos maneras completamente distintas ante una situación peligrosa: uno se subió apresuradamente a un árbol y el otro se hizo el muerto. Aunque eran amigos y viajaban juntos, a la hora de la verdad cada uno corrió por su lado.

A pesar del final feliz - que los dos se salvaron - la historia registra la lección que es en tiempos de peligro cuando conoces a tus verdaderos amigos .

7. el león y el jabalí

Un día de mucho calor, un león y un jabalí llegaron juntos a un pozo. Tenían mucha sed y empezaron a discutir para ver quién bebía primero.

Ninguno cedía ante el otro. Estaban a punto de acoplarse para luchar, cuando el león levantó la vista y vio varios buitres volando.

- Mira allí", dijo el león, "esos buitres tienen hambre y están esperando a ver cuál de nosotros dos será derrotado".

- Entonces será mejor que hagamos las paces -respondió el jabalí-, prefiero ser tu amigo a que me coman los buitres.

¿Cuántas veces hemos oído casos de enemigos que acabaron convirtiéndose en amigos por culpa de un enemigo común? Este es el resumen de la historia del león y el jabalí, enemigos naturales que acabarían quitándose la vida mutuamente en una tonta pelea por ver quién bebía antes el agua del pozo.

Cuando vieron el futuro negro -los buitres que sobrevolaban la región- pensaron que era mejor hacer las paces que correr el riesgo de convertirse en carroña y ser devorados por los buitres.

Inteligentes, el león y el jabalí acabaron salvando el pellejo.

El cuento nos enseña que, ante un peligro mayor, es mejor olvidar las rivalidades mezquinas.

8. la cigarra y las hormigas

En un hermoso día de invierno, a las hormigas les estaba costando mucho secar sus reservas de trigo. Tras un chaparrón, los granos se habían humedecido por completo. De repente, apareció una cigarra:

- ¡Por favor, hormiguitas, dadme un poco de trigo! Tengo mucha hambre, creo que me voy a morir.

Las hormigas dejaron de trabajar, lo que iba en contra de sus principios, y preguntaron:

- Pero, ¿por qué? ¿Qué hiciste durante el verano? ¿No te acordaste de guardar comida para el invierno?

- A decir verdad, no tuve tiempo -respondió la cigarra-, ¡me pasé el verano cantando!

- Bueno, si te has pasado el verano cantando, ¿qué tal si te pasas el invierno bailando?", dijeron las hormigas, y volvieron al trabajo riendo.

La cigarra y las hormigas es uno de los cuentos infantiles más tradicionales del mundo occidental. La breve fábula nos enseña a ser precavidos, a pensar en el futuro.

Con las hormigas aprendemos que necesitas planificar y prevenirte para los días más complicados que se avecinan.

La cigarra, irresponsable, sólo pensó en su bienestar durante el verano y no hizo planes para los días de invierno. Hambrienta, tuvo que pedir ayuda a las hormigas, que sabían ser maduras y trabajadoras, pero no fueron solidarias porque optaron por no compartir el trigo.

9. el lobo y el burro

Un burro estaba comiendo cuando vio a un lobo escondido espiándole. Al darse cuenta de que estaba en peligro, el burro ideó un plan para salvar el pellejo.

Cuando apareció el lobo, el burro llorando contó que había pisado una espina afilada.

- ¡Ay, ay, ay! ¡Por favor, quítame la espina de la pata! Si no lo haces, se te clavará en la garganta cuando me tragues.

El lobo no quería atragantarse con su almuerzo, así que cuando el burro levantó la pata empezó a buscar la espina con mucho cuidado. En ese momento el burro dio la mayor patada de su vida y puso fin a la alegría del lobo.

Mientras el lobo se levantaba todo dolorido, el burro galopaba contento lejos de allí.

En El lobo y el asno leemos sobre la astucia del asno que, sabedor de su debilidad frente al lobo, sabiduría usada para salvar su propio pellejo.

Travieso, el asno -que no era nada ignorante- inventó una excusa convincente para que el lobo se pusiera en una posición vulnerable.

Cuando se dio cuenta de que podía vencer al lobo de una patada, el burro no pestañeó y salió de la peligrosa situación en la que se encontraba.

El cuento nos enseña que, por un lado, podemos superar situaciones adversas con perspicacia y, por otro, que siempre debemos desconfiar de los favores inesperados.

10. roble y bambú

El roble, que es sólido e imponente, nunca se dobla con el viento. Al ver que el bambú se doblaba por todas partes cuando pasaba el viento, el roble le dijo:

- No te doblegues, mantente firme, como yo.

El bambú respondió:

- Tú eres fuerte, puedes mantenerte firme. Yo, que soy débil, no puedo.

Entonces llegó un huracán y el roble, que había resistido el vendaval, fue arrancado de raíz y todo, mientras que el bambú se inclinó, resistió al viento y permaneció en pie.

La historia del roble y el bambú es una de las pocas que no cuenta con la presencia de animales ni del hombre. Aquí los dos protagonistas son árboles muy diferentes: mientras que el roble es conocido por ser fuerte, el bambú es recordado por ser frágil.

Lo que parecía ser el inconveniente del bambú -su fragilidad- fue lo que le aseguró seguir con vida tras el vendaval. El poderoso roble, en cambio, acabó volando por los aires a pesar de todo su tamaño.

La historia nos demuestra que lo que consideramos nuestro mayor defecto puede ser a menudo nuestra mayor cualidad.

11. el león y el ratón

Un león, cansado de tanto cazar, dormía despatarrado a la sombra de un bonito árbol. Unos ratones se acercaron a él y se despertó.

Todos consiguieron escapar excepto uno, al que el león atrapó bajo su zarpa. El ratoncito suplicó y suplicó tanto que el león renunció a aplastarlo y lo dejó marchar.

Algún tiempo después, el león quedó atrapado en la red de unos cazadores. No pudo liberarse e hizo temblar todo el bosque con sus aullidos de rabia.

Entonces apareció el ratoncito, y con sus afilados dientes masticó las cuerdas y soltó al león.

Una buena acción gana otra.

La historia del león y el ratón nos habla de compasión y solidaridad .

El león capturó al ratoncito que, tras mucho suplicar, acabó siendo liberado. Sintiéndose en deuda con el león, al cabo de un tiempo fue el propio ratoncito el que salvó la vida del rey de la selva tras ayudarle a salir de una red de cazadores.

La fábula del animal más fuerte del bosque y el más débil nos enseña que siempre debemos ayudarnos unos a otros porque un día somos nosotros los que pedimos ayuda y al día siguiente los que recibimos ayuda.

12. los árboles y el hacha

Había una vez un hacha que no tenía mango. Los árboles decidieron entonces que uno de ellos le daría la madera para hacer un mango. Un leñador, al encontrar el hacha con un mango nuevo, empezó a cortar la madera. Un árbol le dijo al otro:

- Somos nosotros mismos los culpables de lo que está ocurriendo. Si no le hubiéramos dado un mango al hacha, ahora estaríamos libres de ella.

En la historia de los árboles y el hacha vemos que los árboles, solitarios, ayudaron a la vieja hacha sin mango y acabaron siendo víctimas de una injusticia .

Llenos de buenas intenciones, se unieron para resolver el problema del hacha. Lo que no sabían era que la consecuencia de ayudar al otro era comprometer su propio futuro.

La historia ilustra que a veces nos movemos por buenas intenciones, pero acabamos recibiendo a cambio un castigo que no merecíamos.

13 Difamación

Una mujer dijo tanto que su vecino era un ladrón que acabaron deteniendo al chico. Días después, descubrieron que era inocente. El chico quedó entonces en libertad y demandó a la mujer.

- Los comentarios no causan tanto daño, dijo en su defensa ante el tribunal.

- Escribe los comentarios en un trozo de papel, luego trocéalo y tira los trozos de camino a casa. Mañana vuelve para oír la sentencia, respondió el juez. La mujer obedeció y volvió al día siguiente.

- Antes de la sentencia, tendrá que reunir todos los papeles que esparció ayer, dijo el juez.

- Imposible, respondió, ya no sé dónde están.

- Del mismo modo, un simple comentario puede destruir el honor de un hombre, y luego no hay forma de enmendar el error, replicó el juez, condenando a la mujer a prisión.

En Calumnia vemos lo grave que es hacer una acusación sin tener pruebas de lo que decimos. La vecina, frívola, acusó al chico de ladrón sin estar segura de lo que decía.

Al final el juego dio un vuelco, él fue absuelto y ella se dio cuenta de lo grave que es incriminar a una persona sin tener las pruebas adecuadas.

El juez, muy didáctico, fue capaz de explicar de forma muy sencilla -a través de una hoja de papel- cómo es grave hacer una acusación .

14. estrella de mar

Había un hombre que vivía en una hermosa playa, junto a una colonia de pescadores. En uno de sus paseos matutinos, vio a un joven que devolvía al océano las estrellas de mar que había en la arena.

- ¿Por qué haces eso?", preguntó el hombre, "porque ha bajado la marea y morirán.

- Joven, hay miles de kilómetros de playa en el mundo y cientos de miles de estrellas de mar esparcidas por la arena. ¿Qué diferencia puedes hacer tú?

Ver también: 5 conmovedores poemas de Conceição Evaristo

El joven cogió otra estrella y la arrojó al océano, luego se volvió hacia el hombre que respondía:

- Para este, hice una gran diferencia.

En Starfish vemos a un hombre idealista, que quiere salvar a todas las estrellas de mar que pueda aunque sabe que no podrá salvar a cada una de ellas.

El otro hombre, que observa la escena, no entiende por qué el primer chico se esfuerza tanto, ya que ambos saben que salvar a todas las estrellas de mar es una tarea imposible.

Sin embargo, el joven soñador llega a la conclusión de que, al menos para algunos de ellos, ha marcado la diferencia. Aunque no pueda ayudarlos a todos, el mero hecho de haber podido salvar a algunos ya ha merecido la pena.

La historia nos enseña que debemos hacer siempre el bien, aunque parezca pequeño .

15. los huesos del rey

Había un rey que estaba muy orgulloso de su linaje y que era conocido por su crueldad con los débiles. Una vez, paseaba con su séquito por un campo donde, años antes, había perdido a su padre en una batalla. Allí encontró a un hombre santo hurgando en un enorme montón de huesos.

El rey, entonces, desconcertado, le preguntó:

- ¿Qué haces ahí, viejo?

- Honrado sea Vuestra Majestad, dijo el santón. Cuando me enteré de que el rey venía hacia aquí, resolví recoger los huesos de vuestro difunto padre para entregároslos. Sin embargo, no los encuentro: son los mismos que los de los campesinos, los pobres, los mendigos y los esclavos.

En la breve lección del santo varón se nos recuerda que todos nosotros, ricos o pobres, mendigos o reyes... somos iguales .

El rey, vanidoso, se creía por encima de todos los hombres, y acabó aprendiendo una importante lección de humildad: al fin y al cabo, los huesos de su padre eran exactamente los mismos que los de los campesinos, los pobres, los mendigos y los esclavos.

La moraleja de esta historia es que ninguno de nosotros es mejor que el otro por el mero hecho de ocupar una posición más elevada.

Historias adaptadas del libro Cuentos, fábulas, leyendas y mitos tradicionales (Ministerio de Educación, 2000) y el Colección de Fábulas de Botucatu distribuido por el Gobierno de São Paulo.

16. la Lámpara

Érase una vez una lámpara que siempre estaba iluminando todas las cosas a su alrededor. Era muy vanidosa y se consideraba mejor y más poderosa que el sol.

Pero un día, inesperadamente, se levantó un vendaval y apagó su llama.

Así que cuando una persona volvió a encenderla, le advirtió: "¡No te creas la mejor, lámpara! Nadie puede ser superior a la luz de las propias estrellas".

La moraleja de esta historia es la idea de que uno no puede tener vanidad y orgullo hasta el punto de sentirse superior a los demás. cultivar la humildad y comprender que cada uno tiene un papel y un lugar en el mundo.

17. el zorro y la máscara

Había una zorra muy curiosa que un día entró en casa de un actor sin ser invitada. Empezó a rebuscar entre las cosas y encontró un objeto diferente. Era una máscara preciosa, toda decorada. Después de reflexionar, la zorra dijo:

- Pero aún así no puede pensar, porque no tiene cerebro.

La zorra vio toda la belleza de la máscara y reconoció que, en efecto, se trataba de una hermosa "cabeza". Sin embargo, muy astuta, se dio cuenta de que de nada sirve tener buen aspecto si no se tiene cerebro En otras palabras, que las apariencias engañan y no son lo más importante.

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    Patrick Gray
    Patrick Gray
    Patrick Gray es un escritor, investigador y empresario apasionado por explorar la intersección de la creatividad, la innovación y el potencial humano. Como autor del blog "Culture of Geniuses", trabaja para desentrañar los secretos de equipos e individuos de alto rendimiento que han logrado un éxito notable en una variedad de campos. Patrick también cofundó una firma de consultoría que ayuda a las organizaciones a desarrollar estrategias innovadoras y fomentar culturas creativas. Su trabajo ha aparecido en numerosas publicaciones, incluidas Forbes, Fast Company y Entrepreneur. Con experiencia en psicología y negocios, Patrick aporta una perspectiva única a su escritura, combinando conocimientos basados ​​en la ciencia con consejos prácticos para lectores que desean desbloquear su propio potencial y crear un mundo más innovador.