11 poemas de amor de Fernando Pessoa

11 poemas de amor de Fernando Pessoa
Patrick Gray

Fernando Pessoa y sus principales heterónimos (Álvaro de Campos, Alberto Caeiro y Ricardo Reis) dejaron una gran cantidad de poemas publicados, algunos de ellos sobre el amor.

El poeta portugués ha creado tanto versos apasionados -verdaderas declaraciones de amor- como poemas que hablan de la dificultad de comunicar el afecto a través de las palabras.

Con estilos completamente diferentes, cada heterónimo, a su manera, transmitió a través de sus versos cómo se sentían cuando estaban en estado de éxtasis.

1. Todas las cartas de amor son ridículas (heterónimo Álvaro de Campos)

Todas las cartas de amor son

Ridículo.

No serían cartas de amor si no fueran

Ridículo. Yo también escribí cartas de amor en mis tiempos,

Como los otros,

Ridículo. Cartas de amor, si hay amor,

Tienen que ser

Ridículo. Pero, después de todo,

Sólo las criaturas que nunca escribieron

Cartas de amor

Es que son

Ridículo.

Ojalá en los días en que escribía

Sin darse cuenta

Cartas de amor

Ridículo.

La verdad es que hoy

Mis recuerdos

De esas cartas de amor

Es que son

Ridículo.

(Todas las palabras raras,

Como el sentimiento extraño,

Son naturalmente

Ridículo).

El poema más famoso de Fernando Pessoa relacionado con el tema del amor es probablemente Todas las cartas de amor son ridículas Compuestos con mucha repetición, los versos se van construyendo de cierta manera hasta que, inesperadamente, sorprenden al lector.

Si al principio del poema el sujeto ridiculiza las cartas de amor, rebajando, en cierto modo, a quienes escriben este tipo de composiciones, al final concluye que sólo quienes no se dejan llevar por el sentimiento amoroso son, en realidad, ridículos.

El poema se construye inicialmente hablando mal del género de las cartas de amor, situándolas como una producción menor y vergonzosa, como una torpe creación propia de la juventud. Pero en un giro inesperado, el poeta acaba haciendo un elogio de quienes decidieron valientemente enfrentarse al sentimiento y escribir el amor.

Consulta también el análisis completo del poema Todas las cartas de amor son ridículas.

2. El pastor amoroso (heterónimo Alberto Caeiro)

Ahora que siento amor

Me interesan los perfumes.

Nunca me había interesado que una flor tuviera olor.

Ahora puedo oler las flores como si viera algo nuevo.

Sé bien que olían, como sé que existía.

Son cosas que se saben desde fuera.

Pero ahora sé con la respiración de la parte posterior de mi cabeza.

Hoy las flores me saben bien en un paladar que se puede oler.

Hoy a veces me despierto y huelo antes de ver.

Los versos anteriores están tomados del largo poema El pastor amoroso En este breve pasaje el poeta nos cuenta la revolución que el enamoramiento causó en su vida y en su día a día.

Escrito en julio de 1930, el poema no contiene rimas y está escrito en un lenguaje sencillo con el que todos podemos identificarnos.

Alberto Caeiro recuerda en este pasaje el pasado, una época en la que no se daba cuenta, por ejemplo, de que las flores tenían olor. A partir del momento en que se enamora, vemos en los versos cómo cambia la perspectiva del mundo y cómo el sujeto empieza a mirar la vida de otra manera.

En resumen, puede decirse que los versos retratan el momento exacto en que estamos enamorados, cuando empezamos a ver la vida cotidiana de otra manera.

3. Presagio (Fernando Pessoa)

El amor, cuando se revela,

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No puede revelarse.

Se siente bien mirarla,

Pero no puedes hablar con él.

Quién quiere decir lo que siente

No sabes qué decir.

Habla: parece que estás mintiendo...

Cala: parece olvidar...

Ah, pero si sólo pudiera adivinarlo,

Si pudiera oír la mirada,

Y si una mirada fuera suficiente

¡Saber que la quieres!

Pero el que siente mucho, calla;

¿Quién quiere decir cuánto siente

Se queda sin alma y sin habla,

¡Quédate solo, del todo!

Pero si esto te puede decir

Lo que no me atrevo a decirte,

No tendré que hablar más contigo

¿Por qué estoy hablando contigo...

Firmado por el propio Fernando Pessoa, el poema creado en abril de 1928 habla de la dificultad de crear y mantener una relación amorosa.

Los versos son una especie de desahogo donde el sujeto revela su angustia por no poder conectar con su amada, mostrándose pesimista e incapaz de llevar adelante el sentimiento íntimo que alimenta.

El poema habla mucho de la incomunicabilidad del amor, de la dificultad de compartir el sentimiento con el otro y del miedo a no sentirse correspondido.

Aquí el mayor temor que se presenta es el de no ser correspondido en el afecto, mostrando la vulnerabilidad del enamorado.

Conozca más sobre esta creación de Pessoa leyendo el artículo Poema Presságio de Fernando Pessoa.

4. El amor es un compañero (heterónimo Alberto Caeiro)

El amor es un compañero.

Ya no sé caminar sólo por los senderos,

Porque ya no puedo caminar solo.

Un pensamiento visible me hace ir más rápido

Y ver menos, y al mismo tiempo disfrutar viéndolo todo.

Incluso su ausencia es algo que me acompaña.

Y me gusta tanto que no sé cómo desearla.

Si no la veo, la imagino y soy fuerte como los altos árboles.

Pero si la veo tiemblo, no sé qué ha sido de lo que siento en su ausencia.

Todo lo que soy es cualquier fuerza que me abandona.

Toda la realidad me parece un girasol con la cara en el centro.

El tramo El amor es un compañero extraído del largo poema El pastor amoroso habla del compañerismo, de la convivencia y del compartir de una pareja enamorada.

Aquí el sujeto declara que ya no es capaz de caminar solo, que la presencia de la amada (aunque no esté exactamente presente en ese instante), se ha convertido en una condición permanente en su vida cotidiana.

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A pesar de hablar durante todo el poema de afectos, de reflexiones inmateriales, el poeta termina con un último verso profundamente imaginativo: la descripción de un girasol con el rostro de ella en el centro. La imagen representa la importancia que el enamorado da a los rasgos físicos del rostro de su amada.

5. No sé si es amor lo que tienes (heterónimo Ricardo Reis)

No sé si es amor lo que tienes, o amor lo que finges,

Lo que me das, me lo das. Con eso me basta.

Ya que no estoy por el tiempo,

Ser yo joven por error.

Poco nos dan los Dioses, y poco es falso.

Pero si lo dan, por falso que sea, el don

Es real. Lo acepto,

Y para creerte me resigno.

El poema comienza con un tono de desconfianza, con el sujeto preguntándose si el amor que recibe es verdadero o si se trata de un fingimiento (el tema del fingimiento está bastante presente en las creaciones de Fernando Pessoa, no sólo relacionadas con el amor). Pero rápidamente el tono del poema cambia, y confiesa que eso ya no importa, lo que importa es recibir afecto.

De los versos percibimos que lo importante para quien escribe es sentirse, de hecho, amado.

En otra versión del poema, el verso final "E a te crer me resigno" se sustituye por "Cerro os olhos: que mais quero...". Esta segunda versión del texto deja aún más claro el impulso del sujeto hacia el amor, declarando que su único deseo es sentirse amado (ya sea un amor genuino o fabricado).

6. Tal vez los que ven bien no son aptos para sentir (heterónimo Alberto Caeiro)

Tal vez los que ven bien no son aptos para sentir

Y no me gusta porque va por delante de sus modales.

Hay que tener modales para todo,

Y todo tiene su propio camino, y el amor también.

Quién tiene la manera de ver los campos a través de las hierbas

No debería tener la ceguera que te hace sentir.

Amé y no fui amado, cosa que sólo vi al final,

Porque uno no es amado cuando nace, sino cuando sucede.

Sigue siendo tan guapa de pelo y boca como antes,

Y sigo como antes, solo en el campo.

Como si hubiera estado cabizbajo,

Pienso esto, y mi cabeza se eleva

Y el sol dorado seca las pequeñas lágrimas que no puedo evitar tener ¡Qué grande es el campo y qué pequeño el amor!

Miro, y olvido, cómo el mundo se entierra y los árboles se desnudan.

No puedo hablar porque estoy sintiendo.

Escucho mi voz como si fuera la de otra persona,

Y mi voz habla de ella como si fuera ella quien hablara.

Su pelo es de un rubio amarillo trigo bajo el sol radiante,

Y la boca, cuando habla, dice cosas que no están en las palabras.

Sonríe, y sus dientes están limpios como piedras de río.

El tramo Tal vez los que ven bien no son aptos para sentir que pertenece al poema largo El pastor amoroso Aunque la relación no funcionó, el compañero sigue hablando con su amada con una especie de nostalgia.

El amor no fue correspondido y el que escribe no es capaz de olvidar definitivamente a su amada; al contrario, sigue alabando su belleza, su pelo rubio y sus dientes limpios.

Al sentirse solo, llega a cuestionarse su propia identidad.

7. Duerme sobre mi pecho (Fernando Pessoa)

Duerme sobre mi pecho,

Soñar con soñar...

En tus ojos leo

Un escabroso vagabundeo.

Duerme en el sueño de existir

Y en la ilusión del amor.

Todo es nada, y todo

Un sueño pretende serlo.

El "espacio negro es mudo".

Duerme, y mientras te duermes,

Saber sonreír de corazón

Sonrisas para olvidar.

Duerme sobre mi pecho,

Sin pena ni amor...

En tus ojos leo

El íntimo letargo

De quien conoce la nada del ser

De la vida y el disfrute y el dolor.

En Duerme sobre mi pecho el sujeto declara que desea ser un refugio seguro para su amada y le ofrece su pecho para que pueda acurrucarse.

No sabemos nada de la que es objeto de su deseo, pero a través de las palabras de Pessoa sobre la relación podemos percibir cómo hay un deseo por parte del amante de proteger a su amada, de hacerla sentir segura y querida a través de sus gestos de afecto.

8. Quiero poco (heterónimo Ricardo Reis)

Él quiere poco: tú lo tendrás todo.

No quieres nada: serás libre.

El mismo amor que tienen

Para nosotros, nos quiere, nos oprime.

En sólo cuatro versos, el heterónimo Ricardo Reis es capaz de plantear uno de los problemas más recurrentes de las relaciones humanas: ¿cómo amar sin oprimir al otro? ¿Cómo atarse a alguien y seguir sintiéndose libre?

El amor, un sentimiento que nos hace tanto bien y nos da tanta felicidad, puede al mismo tiempo oprimirnos y hacernos sentir atrapados. El poema Quiero poco habla precisamente de este tenue equilibrio cuando se trata de relaciones amorosas.

9. Lo que me duele no es... (Fernando Pessoa)

Lo que me duele no es

Lo que hay en el corazón

Pero estas cosas hermosas

Eso nunca existirá...

Son las formas sin forma

Que pasan sin el dolor

Conózcalos

O soñar con el amor.

Es como si la tristeza

Era un árbol y, uno a uno,

Caen sus hojas

Entre el rastro y la bruma.

Escrito hacia el final de la vida de Pessoa, Lo que me duele es un poema profundamente melancólico. en él encontramos versos desilusionados y distantes. el contenido del poema toca la cuestión del amor de una forma pesimista, más solitaria. esta creación no se refiere al amor como una forma de declaración a la amada (planteamiento más frecuente en poesía), sino que habla de la incapacidad del poeta para amar.

Con el corazón abatido, el poeta habla con tristeza y pena en el corazón, como si las cosas bellas existieran fuera, pero fueran inalcanzables para él. Los versos tratan del sentimiento de ausencia, vacío y soledad, de todo lo que no se ha tenido a lo largo de la vida.

El poema se cierra con una imagen profundamente poética, que alude al otoño (con las hojas de los árboles cayendo), anunciando ya el difícil y gélido periodo que se avecina, el invierno con su niebla.

10. Amo como ama el amor (Fernando Pessoa)

Amo como ama el amor

No sé la razón por la que te quiero más que para quererte

Que quieres que te diga más que te quiero

Si lo que quiero decirte es que te quiero...

El breve pasaje de Fernando Pessoa, lleno de repeticiones, forma parte de un largo poema sobre el amor.

En este fragmento -una perla en su obra- extraído del poema Primer Fausto Observamos cómo el poeta es capaz de condensar, en sólo cuatro versos, la angustia de amar demasiado y la dificultad de comunicar un sentimiento tan intenso.

Deja que el momento piense

Que aún vives a mi lado

Triste de aquellos que por sí solos

Hay que engañarse (...)

La vida es poco a poco.

El amor es soñar la vida.

Miro a ambos lados

Y nadie viene a hablar conmigo.

Le besé en los labios

Para esquivar la boca.

La idea era quizás descabellada.

Lo malo fue no hacerlo bien.

Los versos anteriores proceden de un poema más extenso. Con una escritura rápida, Pessoa nos habla aquí de un amor que no ha encontrado un final feliz.

La amada se va y deja al sujeto solo, enamorado y descontento con la ruptura. La presencia es sustituida por la ausencia y, al principio, la amada se niega a aceptar la nueva realidad. Descontento, aún intenta acercarse de nuevo, dando un último beso que no es aceptado por su amado.

Si al principio el tipo parece arrepentido (fue una idea "loca"), pronto sale a la luz que su lástima era sólo que, después de todo, no le salió bien en la boca.

Si le apasionan los versos del poeta portugués, le recomendamos también la lectura del artículo Fernando Pessoa: poemas fundamentales.




Patrick Gray
Patrick Gray
Patrick Gray es un escritor, investigador y empresario apasionado por explorar la intersección de la creatividad, la innovación y el potencial humano. Como autor del blog "Culture of Geniuses", trabaja para desentrañar los secretos de equipos e individuos de alto rendimiento que han logrado un éxito notable en una variedad de campos. Patrick también cofundó una firma de consultoría que ayuda a las organizaciones a desarrollar estrategias innovadoras y fomentar culturas creativas. Su trabajo ha aparecido en numerosas publicaciones, incluidas Forbes, Fast Company y Entrepreneur. Con experiencia en psicología y negocios, Patrick aporta una perspectiva única a su escritura, combinando conocimientos basados ​​en la ciencia con consejos prácticos para lectores que desean desbloquear su propio potencial y crear un mundo más innovador.