9 encantadores poemas de Adélia Prado analizados y comentados

9 encantadores poemas de Adélia Prado analizados y comentados
Patrick Gray

La escritora de Minas Gerais Adélia Prado publicó a los 40 años su primer libro, titulado Equipaje (1976), esta primera publicación fue apadrinada por Carlos Drummond de Andrade, quien, además de elogiar al autor debutante, envió la serie de poemas a la editorial Imago.

Nada más salir a la venta, el libro llamó la atención de la crítica y Adélia empezó a ser vista con buenos ojos. Desde entonces, la poeta publica con regularidad y se ha convertido en uno de los grandes nombres de la poesía brasileña.

Dueña de un estilo a menudo caracterizado como romanticismo crítico, Adélia Prado utiliza un lenguaje coloquial en sus poemas y pretende transmitir al lector nuevos puntos de vista sobre la vida cotidiana, a menudo resignificándola.

1. Con licencia poética

Cuando nací, un ángel esbelto,

de los que tocan la trompeta, anunció:

llevará la bandera.

Una carga demasiado pesada para una mujer,

esta especie aún avergonzada.

Acepto los subterfugios a los que tengo derecho,

sin tener que mentir.

No tan feo que no puedas casarte,

Ver también: La película El fabuloso destino de Amélie Poulain: resumen y análisis

Creo que Río de Janeiro es precioso y

a veces sí, a veces no, creo en el parto sin dolor.

Pero escribo lo que siento, cumplo con mi destino.

Inauguro linajes, profundizo reinos

- El dolor no es amargura.

Mi tristeza no tiene pedigrí,

ya mi deseo de alegría,

su raíz se remonta a mi mil abuelo.

Serás cojo en la vida, es una maldición para un hombre.

La mujer se despliega, yo.

Insertado en Equipaje su primer libro, Con licencia poética es el poema que abre la obra y hace una especie de introducción del autor hasta entonces desconocida para el gran público.

Los versos tejen una clara referencia (y homenaje) a Poema de siete caras Drummond no sólo le proporcionó inspiración poética, sino que también ayudó a la escritora de Minas Gerais en los inicios de su carrera, indicando su libro a un editor que acabó publicándolo.

Encontramos en los versos anteriores un tono de oralidad, marcado por la informalidad y el deseo de cercanía con el lector. Es como si el hablante se ofreciera generosamente al lector, entregando sus cualidades y defectos en forma de verso. En el poema vemos también la cuestión de qué significa ser mujer en la sociedad Se destacan las dificultades a las que suele enfrentarse el género.

2. Aduanas

Lo que podía ofrecer sin mancha era

mi grito de belleza o de hastío,

un diente extirpado,

prejuicios a favor de todas las formas

del Barroco en la música y Río de Janeiro

que visité una vez y me dejó colgado.

'No sirve', dijeron, y exigieron

la lengua extranjera que no aprendí,

el registro de mi diploma perdido

en el Ministerio de Educación, más vanidad fiscal

en las formas aparentes, insólitas y capciosas - en lo que

tenían razón - pero resulta que inusual y especioso

eran sus maneras de detectar las vanidades.

Cada vez que me disculpaba me decían:

'Se hace el educado y humilde por presunción',

y cargado de impuestos, y el barco zarpó

mientras estábamos confundidos.

Cuando agarré mi diente y mi viaje a Río,

a punto de llorar de cansancio, consumaron:

'Quédate el activo raíz para rescatarte'.

Me dejé el diente.

Ahora sólo tengo tres rehenes impolutos.

Aduanas es un título de poema muy interesante y compatible con la elección del poeta si pensamos en el libro en el que se inserta: Equipaje Ambas palabras presuponen la presencia de un eurolírico en tránsito que se desplaza, que sólo lleva consigo lo que considera esencial.

Es en la aduana donde los viajeros suelen declarar las mercancías físicas que pretenden transportar, sin embargo, lo que el ilírico ofrece en ese momento de su viaje son sentimientos, i mpresiones, recuerdos, subjetividades .

Las sensaciones parecen enumeradas al azar, impulsadas por un flujo de conciencia Al final del poema, el sujeto poético llega a una conclusión insólita: abandona una de las posesiones (el diente) para seguir adelante.

3. Momento

Mientras yo estaba alegre,

Quedaba una tetera azul con una cáscara en el pico,

una botella de pimienta por el medio,

un ladrido y un cielo despejado

con estrellas recién hechas.

Resistieron en sus lugares, en sus oficios,

constituyendo el mundo para mí, una pantalla

por lo que fue un éxito:

de repente es bueno tener un cuerpo del que reírse

y sacudir la cabeza. La vida es más tiempo

Es mejor estar feliz que triste.

El poema anterior trata de transitoriedad del tiempo de la vida y cómo uno debe elegir llevarla.

Para ilustrar las distintas fases de la existencia, el yo lírico recurre a imágenes simbólicas como la tetera azul pelada y el frasco de pimienta por el medio. Las dos imágenes subrayan el proceso de desgaste y uso inherentes a la vida.

Ver también: 50 películas clásicas que debe ver (al menos una vez)

Alineados con los objetos hay signos aleatorios como el ladrido de un perro y un cielo despejado, elementos que ocupan espacio en nuestra repetitiva vida cotidiana.

Tras esta yuxtaposición de asuntos y afectos, el letrista concluye el poema de forma positiva y con un tono optimista, destacando el cuerpo que ríe y la alegría que vence a la tristeza.

4. Formalismo

El poeta cerebral bebía café sin azúcar

y se fue a su despacho a concentrarse.

Tu lápiz es un bisturí

que afila en la piedra,

en la piedra quemada de las palabras,

imagen que eligió porque ama la dificultad,

el efecto respetuoso que produce

su trato con el diccionario.

Han pasado tres horas desde que estudié a las musas.

El día quema, te pica el prepucio.

Los versos anteriores forman parte de un poema más largo que critica a cierto tipo de poeta alejado de la realidad, preocupado por las escuelas, los movimientos literarios, las normas y las fórmulas. Se trata de un poeta cerebral, centrado en lo racional y en la precisión.

Formalismo tiene un tono provocador e irónico, a lo largo de estos primeros versos ya encontramos una pequeña muestra del tipo de composición que Adélia repudia y contra qué tipo de poética lucha.

Adélia Prado conduce su poética en dirección opuesta al citado personaje poeta: su lírica se basa en la sencillez, en la experiencia vivida en la vida cotidiana y en informalidad .

Aquí encontramos un ejemplo de metapoema A lo largo de su carrera literaria, Adélia también ha invertido en una investigación más profunda del papel del lenguaje.

5. Fragmento

Bienaventurado el que ha sentido

cuando empezó la mañana:

no será diferente de la noche.

Prolongado permanecerá el cuerpo sin aterrizar,

el pensamiento dividido entre acostarse primero

izquierda o derecha

y sin embargo anunció al paciente a mediodía:

Unas horas más tarde ya es de noche y el desánimo se hace más lento,

un buen viento entra por esa ventana.

El poema comienza con la indiferenciación del día y la noche y con el elogio de quien tuvo la sensibilidad de darse cuenta de cuándo salía el sol.

Hay una serie de conflictos presentes en los versos El tiempo que pasa y no pasa, la noche que llega y no llega, el cuerpo que quiere moverse pero al final está en reposo, la mente inquieta con la posición de tumbado.

No sabemos quién es el paciente en cuestión que hace el anuncio del paso de las horas, pero podemos concluir que, a pesar de la angustia, el poema se cierra de forma soleada. A pesar de las dicotomías presentadas en Fragmento, el lector termina la lectura apaciguado por la presencia de la agradable brisa que entra por la ventana.

6. Boda

Hay mujeres que dicen:

Mi marido, si quieres pescar, pesca,

pero limpia el pescado.

Yo no. Me levanto a cualquier hora de la noche,

Ayudo a escamar, abrir, desmenuzar y salar.

Es tan agradable, sólo nosotros solos en la cocina,

De vez en cuando nuestros codos chocan,

dice cosas como "este fue difícil"

"plateado en el aire regalando torrijas"

y gesticula con la mano.

El silencio de cuando nos conocimos

corre por la cocina como un río profundo.

Por último, el pescado en la bandeja,

vamos a dormir.

Salen cosas plateadas:

somos novios.

Boda cuenta la historia de una pareja aparentemente madura, serena y estable que vive una relación amorosa tranquila y sin sobresaltos.

El letrista subraya su deseo de cuidar a la pareja Ella se levanta en mitad de la noche para estar con él en la cocina mientras ambos preparan juntos la comida del día siguiente. Todo sucede con profunda naturalidad. La relación a largo plazo se basa en estos pequeños gestos de compañía cotidiana.

La pareja compartir el silencio y cada miembro parece cómodamente acogido en presencia de su pareja.

7. Doña Doida

Una vez, cuando era niña, llovió mucho

con truenos y relámpagos, como está lloviendo ahora.

Cuando se podían abrir las ventanas,

Los charcos temblaban con las últimas gotas.

Mi madre, como quien sabe que va a escribir un poema,

inspiración decidida: nuevo chuchu, angu, salsa de huevo.

Fui a por los chuchus y ahora vuelvo,

Treinta años después, no encontré a mi madre.

La mujer que me abrió la puerta se rió de una señora tan mayor,

con el paraguas infantil y los muslos a la vista.

Mis hijos me repudiaron avergonzados,

mi marido se entristeció mucho,

Me volví loco en el sendero.

Sólo mejoro cuando llueve.

El bello poema comienza con la narración de una escena aparentemente banal, vivida en el pasado, en compañía de su madre. Es a partir de una situación concreta -en principio una experiencia vivida- como surge una reflexión más amplia sobre la vida.

17 poemas famosos de la literatura brasileña (con comentarios) Leer más

La repetición del escenario exterior (la fuerte lluvia) hace que se establezca una especie de máquina del tiempo La madre, como un poeta, hace su elección: mientras el poeta elige las palabras, la madre va en busca de los ingredientes para la receta. La niña sale a buscar los ingredientes y vuelve a casa treinta años después: la madre ya no está y en su lugar encuentra a su propia familia.

Los versos se centran, por tanto, en la cuestión de la memoria y en la relación del sujeto lírico con el tiempo y con los miembros de su familia (vivos o muertos). Las palabras recuperan el pasado y hacen que el sujeto lírico experimente un tiempo que mezcla el ayer, el hoy y el mañana .

8. Una vía

Mi amor es así, sin ninguna vergüenza.

Cuando pellizca grito desde la ventana

- escucha a quien pasa -

Eh, fulanito, ven rápido.

Tiene urgencia, miedo a que se rompa el encantamiento,

es duro como un hueso duro.

Ideal tengo que amar como alguien que dice cosas:

Quiero dormir contigo, alisarte el pelo,

exprimiendo las pequeñas montañas de sus espaldas

Por ahora sólo grito y asusto.

No le gusta a mucha gente.

Una vía es otro ejemplo de la lírica historia de amor de Adélia Prado. forma de amar urgente, llena de deseo y prisa, una forma de amar que no se contiene.

Para ilustrar la forma ideal de amar del sujeto poético se refiere a ejemplos prácticos y cotidianos El compartir la cama, las caricias en el pelo, la costumbre de apretar los granos de la espalda de su amante.

Los versos diferencian las dos formas de amor: el que siente el ilírico y el que le gustaría sentir. Lo que anhelaba era un amor tranquilo, lleno de seguridad, estabilidad y afecto; lo que siente, en cambio, es un amor desenfrenado, convulso y temerario.

9. Ventana

Ventana, hermosa palabra.

Ventana es el batir de alas de la mariposa amarilla.

Abre las dos hojas de madera tosca y pintada,

Ventana jeca, en azul.

Te salto dentro y fuera, monto a caballo sobre ti,

mi pie golpea el suelo. Ventana al mundo abierta, a través de la cual vi

La boda de Anita esperando bebé, la madre

de Pedro Cisterna orinando bajo la lluvia, donde vi

mi bien llegar en bicicleta y decírselo a mi padre:

mis intenciones hacia su hija son las mejores posibles.

Ô ventana con cerrojo, juego de ladrones,

tragaluz en mi alma,

ojo en mi corazón.

La ventana es un objeto poético sumamente interesante: divide el interior del exterior y, al mismo tiempo, permite que estos dos universos se vean.

La ventana también un lugar desde el que observar el mundo Es desde la ventana desde donde el ilirista registra momentos importantes de su propia vida (la llegada de su amada y su proposición de matrimonio).

Los versos acuñados por Adélia Prado son un elogio a este objeto cotidiano que tan a menudo pasa desapercibido. El tono de la letra es soleado, optimista, positivo. Al celebrar la ventana, el sujeto poético, en cierto modo, celebra también la vida.

Conozca también




    Patrick Gray
    Patrick Gray
    Patrick Gray es un escritor, investigador y empresario apasionado por explorar la intersección de la creatividad, la innovación y el potencial humano. Como autor del blog "Culture of Geniuses", trabaja para desentrañar los secretos de equipos e individuos de alto rendimiento que han logrado un éxito notable en una variedad de campos. Patrick también cofundó una firma de consultoría que ayuda a las organizaciones a desarrollar estrategias innovadoras y fomentar culturas creativas. Su trabajo ha aparecido en numerosas publicaciones, incluidas Forbes, Fast Company y Entrepreneur. Con experiencia en psicología y negocios, Patrick aporta una perspectiva única a su escritura, combinando conocimientos basados ​​en la ciencia con consejos prácticos para lectores que desean desbloquear su propio potencial y crear un mundo más innovador.