Los 20 mejores poemas de Florbela Espanca (con análisis)

Los 20 mejores poemas de Florbela Espanca (con análisis)
Patrick Gray

El poeta Florbela Espanca (1894-1930) es uno de los grandes nombres de la literatura portuguesa.

Con poemas relacionados con los temas más variados, Florbela se paseó por la forma fija y libre y compuso versos de amor, alabanza, desesperación, experimentando con el canto los sentimientos más diversos.

Consulte ahora los veinte mejores poemas del autor.

1. Fanatismo

Mi alma, soñando contigo, se pierde

¡Mis ojos se han cegado al verte!

Ni siquiera eres la razón de mi vida,

Porque ya eres toda mi vida

No veo nada loco como eso...

Paso en el mundo, mi Amor, leyendo

En el libro misterioso de tu ser

¡La misma historia tantas veces leída!

"Todo en el mundo es frágil, todo pasa..."

Cuando me dicen esto, toda la gracia

¡De una boca divina habla en mí!

Y, ojos en ti, digo de las huellas:

"¡Ah! Los mundos pueden volar, las estrellas morir,

Que eres como Dios: Principio y Fin".

En los versos de Fanatismo El propio título del poema alude a ello afecto ciego y excesivo que desborda al sujeto poético.

Aquí reconoce que en el mundo hay muchos que dicen que los sentimientos son transitorios y perecederos, pero subraya que su amor, contrariamente a lo que afirman, es intemporal.

El soneto compuesto por Florbela Espanca a principios del siglo XIX sigue siendo contemporáneo y habla cerca de muchos de nosotros. Incluso hoy, estando en un contexto completamente diferente al de la escritora, nos sentimos retratados por los versos cuando nos encontramos en una situación de profundo enamoramiento.

2. I

Yo soy el que está perdido en el mundo,

Yo soy el que en la vida no tiene norte,

Soy la hermana del Sueño, y de esta suerte

Yo soy el crucificado... el dolorido...

Tonos de niebla tenues y desvanecidos,

Y ese destino amargo, triste y fuerte,

¡Impugnar brutalmente hasta la muerte!

Alma en pena siempre incomprendida

Soy el que pasa y nadie ve...

Soy lo que llaman triste sin estar triste...

Soy el que llora sin saber por qué

Soy quizás la visión que Alguien soñó,

Alguien que vino al mundo a verme

¡Y que nunca en su vida me encontró!

Hay en los versos anteriores un intento, por parte del sujeto poético, de reconocerse e identificarse encontrando su lugar en el mundo.

En un ejercicio de búsqueda constante, el I-lírico se aproxima a definiciones posibles aunque abstractas. No obstante, existe un tono sombrío en el poema, un registro taciturno, de profunda soledad, como si el sujeto se sintiera un paria.

Los versos invocan una atmósfera fúnebre, con un aire pesado y sentido.

3. Torre de Niebla

Subí a la cima, a mi esbelta Torre,

Hecha de humo, niebla y luz de luna,

Y empecé, conmovido, a hablar

Con los poetas muertos, todo el día.

Les conté mis sueños, la alegría

De los versos que son míos, de mi sueño,

Y todos los poetas, llorando,

Me respondieron entonces: "Qué fantasía,

¡Niña loca y creyente! Nosotros también

Teníamos ilusiones, como nadie,

Y todo se nos escapó, ¡todo murió!..."

Los poetas se han callado, tristemente...

Y es desde entonces que lloro amargamente

¡En mi esbelta Torre junto al Cielo!

El yo lírico se presenta aquí como un poeta consciente de pertenecer a una clase que le ha precedido desde hace mucho tiempo y que, por ello, acude a consultar sus deseos y planes con los viejos escritores, los muertos.

Sus precursores, a su vez, se identifican con los ideales del joven sujeto poético, pero muestran el futuro, lo que ha sucedido con esos proyectos que ellos tenían.

Al final del soneto, el yo lírico se revela por fin como un sujeto solitario y amargado, que vive abandonado e incomprendido en una torre simbólica.

4. Vanidad

Sueño que soy la poetisa elegida,

El que lo dice todo y lo sabe todo,

Que tiene la inspiración pura y perfecta,

¡Que reúne en un solo verso la inmensidad!

Sueño que un verso mío tiene claridad

¡Para llenar el mundo entero! Y eso deleita

¡Incluso los que mueren de nostalgia!

¡Incluso aquellos con un alma profunda e insatisfecha!

Sueño que soy Alguien en este mundo

La del conocimiento vasto y profundo,

¡A cuyos pies se inclina la tierra!

Y cuando más en el cielo voy soñando,

Y cuando estoy más arriba estoy volando,

Despierto de mi sueño... y no soy nada...

Los versos anteriores hablan de la autoestima, y parecen en principio una alabanza del sujeto poético a sí mismo.

Si en los primeros versos encontramos a un yo-lírico que presume de su condición de poeta y de su labor lírica, en las estrofas finales vemos cómo se deconstruye esta imagen.

En los tres últimos versos nos damos cuenta de que todo no era más que un sueño y de que, en realidad, el poeta es más alguien que sueña que alguien que está debidamente seguro de sí mismo.

5. Mi dolor

Mi dolor es un convento ideal

Lleno de claustros, sombras, arcadas,

Donde la piedra en sombrías convulsiones

Sus líneas son de un refinamiento escultural.

Las campanas tienen repiques de agonía

Mientras gemían, conmovidos, su maldad

Y todos tienen sonidos fúnebres

A medida que pasan las horas, a medida que pasan los días...

Mi dolor es un convento. Hay lirios

Una púrpura macerada de martirio,

¡Tan hermosos como nadie los ha visto!

En ese triste convento donde vivo,

Noches y días rezo, grito y lloro.

Y nadie oye... nadie ve... nadie...

Los versos anteriores son ejemplos típicos de la poética de Florbela Espanca: con aire hosco se hace un elogio del dolor y de la condición solitaria del eu-lírico.

Para intentar representar su drama, el sujeto poético teje una metáfora con la arquitectura y se sirve del sueño y la clima religioso El cristianismo como telón de fondo.

La imagen del convento viene a ilustrar este inquietante escenario y la profunda soledad en la que el sujeto se siente habitado.

6. Lágrimas ocultas

Si me pongo a pensar en otras épocas

Donde reía y cantaba, donde me querían,

Me parece que fue en otras esferas,

Me parece que fue en otra vida...

Y mi triste boca dolorida,

Que una vez tuvo la risa de las primaveras,

Difumina las arrugas severas y marcadas

¡Y caigo en un abandono olvidadizo!

Y yo me quedo, pensativo, mirando el vago...

Toma la plácida suavidad de un lago

Mi cara de monja de marfil...

Y las lágrimas que lloro, blancas y tranquilas,

Nadie los ve brotar dentro del alma.

¡Nadie los ve caer dentro de mí!

En los versos de Lágrimas ocultas encontramos un contraste entre pasado y presente, entre la alegría de antaño (la risa de la primavera) y la tristeza de hoy.

El sujeto poético echa entonces la vista atrás e intenta comprender qué le ha pasado para llegar a esto condición aislada y depresión tan característicos de un género de poetas en el que se incluye Florbela.

7. Neurastenia

¡Hoy mi alma está llena de tristeza!

¡Una campana tañe avemarías en mí!

Afuera, la lluvia, manos blancas y delgadas,

Hace encaje veneciano en el cristal de la ventana...

El viento despeinado llora y reza

¡Por las almas de los agonizantes!

Y copos de nieve, pájaros blancos, fríos,

Aletean por la Naturaleza...

Lluvia... ¡Estoy triste! ¿Pero por qué?

Viento... ¡Lo echo de menos! ¿Pero qué?

¡Oh nieve, qué triste destino para nosotros!

¡Oh, lluvia! ¡Oh, viento! ¡Oh, nieve! ¡Qué tortura!

Grita esta amargura al mundo entero,

¡¡¡Decir esto siento que no puedo!!!

El título del poema - Neurastenia - se refiere a un tipo de neurosis que provoca trastornos mentales similares a la depresión. El ponente describe el comportamiento típico en estos casos: tristeza, añoranza del pasado, presencia de una amargura que no está claro de dónde viene ni adónde va.

El tiempo, en el exterior (la lluvia, el viento, la nieve), sintetiza el estado de ánimo del poeta.

Los últimos versos del poema tratan de la necesidad de desahogar el sentimiento, de compartir con el mundo la angustia sentida y de asumir la incapacidad de seguir adelante.

8. Tortura

Llevar dentro del pecho la Emoción,

La lúcida Verdad, ¡el Sentimiento!

- Y ser, después de salir del corazón,

¡Un puñado de ceniza esparcida por el viento!

Soñando un verso de alto pensamiento,

¡Y puro como un ritmo de oración!

- Y ser, después de salir del corazón,

Polvo, nada, ¡el sueño de un momento!

Mis versos son así huecos, burdos:

Rimas perdidas, vendaval disperso,

¡Con lo que engaño a los demás, con lo que miento!

Ojalá pudiera encontrar versos puros,

El verso altivo y fuerte, extraño y duro,

Que dijera, entre lágrimas, ¡¡¡esto que siento!!!

El tema lírico en Tortura Habla de la dificultad de gestionar sus propios sentimientos y de la gran aflicción que lleva en el pecho.

Su calvario es compartido con el lector, que asiste a la tormento del versificador que, a pesar de las dificultades, no renuncia en ningún momento a escribir.

El poeta critica aquí sus propios versos -los disminuye y menosprecia- al tiempo que anhela una plena realización poética ("altiva y fuerte").

9. Amor moribundo

Nuestro amor ha muerto... ¡Quién lo hubiera dicho!

Quién lo hubiera dicho, incluso viéndome mareado.

Ciego de verte, sin ver la factura

¡Del tiempo que pasó, que huyó!

Bueno, yo estaba sintiendo que iba a morir...

Y otro destello, a lo lejos, ¡ya está amaneciendo!

Un error que muere... y luego señala

La luz de otro espejismo fugaz...

Bien sé, Amor mío, que vivir

Se necesita amor para morir

Y se necesitan sueños para desaparecer.

Bien sé, mi Amor, que era necesario

Haciendo el amor que rompe la risa clara

¡Otro amor imposible por venir!

Mientras que la mayoría de los poetas suelen dedicar sus versos al amor que está naciendo o creciendo, Florbela optó por componer aquí un poema dedicado al final de una relación.

El yo lírico trata del final de una relación de dos que terminó de forma inesperada, sin que la pareja se diera cuenta. Pero el planteamiento se conforma, el sujeto lírico reconoce que no hay un solo amor posible en la vida y que el futuro espera a una nueva pareja igualmente enamorada.

10. Árboles del Alentejo

Horas muertas... Doblado a los pies de Monte

El llano es un brasido... y, torturado,

Los árboles sangrientos y furiosos,

¡Claman a Dios por la bendición de una fuente!

Y cuando, en lo alto de la mañana, el sol posa

El oro de la retama, ardiendo, en los caminos,

Esfinge, recortaron despeinada

¡Los perfiles trágicos en el horizonte!

¡Árboles! Corazones, almas llorosas,

Almas como la mía, almas que suplican

¡En vano un remedio para tanta pena!

¡Árboles! ¡No llores! Mira y verás:

- Yo también he estado gritando, muriéndome de sed,

¡Pidiendo a Dios mi gota de agua!

El poema de Florbela Espanca teje un homenaje a la región del Alentejo situada en el centro/sur de Portugal.

En los versos que llevan el nombre de la zona, el orador elogia el paisaje rural, los árboles y la topología campestre de la región.

Hay también una alusión al clima cálido de la llanura alentejana y una capacidad de identificación del sujeto poético con el paisaje que narra.

11. Culpa mía

¡No lo sé! ¡No lo sé!

¡¿Quién soy?! Un destello en la sartén, un espejismo...

Soy un reflejo... un rincón del paisaje

¡O sólo paisaje! Un transbordador...

Como la suerte: ¡hoy aquí, luego más allá!

¡No sé quién soy! ¡No sé quién soy!

Un loco que peregrinó

¡Y nunca volvió! ¡No sé quién!

Soy un gusano que una vez quiso ser una estrella

Una estatua truncada de alabastro...

Una herida sangrienta del Señor

¡No sé quién soy! ¡No lo sé! Cumpliendo los destinos,

En un mundo de vanidades y pecados,

Soy un malo más, soy un pecador más...

Con un lenguaje coloquial y un tono distendido, vemos a un I-lyric perdido, pero deseoso de encontrarse a sí mismo.

Múltiple y polifacético, el sujeto poético recuerda aquí los heterónimos del también poeta portugués Fernando Pessoa en su búsqueda de una identidad no fragmentada.

Volver a Florbela, en Culpa mía somos testigos un eu-lírico que son muchos que está dispersa, diseminada y vista principalmente desde un punto de vista negativo.

12. Amigo

Déjame ser tu amigo, Amor;

Tu amigo solo, ya que no quieres

Que para tu amor sea lo mejor

La más triste de todas las mujeres.

Que sólo de ti me llegue la pena y el dolor

¡¿Qué me importa?! Lo que quieras

Siempre es un buen sueño, sea lo que sea,

¡Bendito seas por decírmelo!

Besa mis manos, Amor, lentamente

Como si ambos hubiéramos nacido hermanos,

Pájaros cantando, al sol, en el mismo nido

¡Besa-pero-bien!... Qué fantasía más loca

Mantenlo así, cerrado, en estas manos

¡Los besos que soñé para mi boca!

A poema de amor esto es Amigo, que se refiere a una relación afectiva aparentemente no correspondida.

Aunque el objeto del deseo no corresponda al amor en cuestión, el eurolírico desea estar cerca, aunque sólo sea como amigo.

Aunque esta cercanía conlleva sufrimiento, aun así el sujeto poético está dispuesto a ocupar este lugar con la esperanza de que el afecto se convierta en amor romántico.

13. Voz que calla

Me encantan las piedras, las estrellas y la luz de la luna

Que besa las hierbas del atajo oscuro,

Me encantan las aguas añiles y los ojos dulces

De animales, divinamente puros.

Me encanta la hiedra que entiende la voz de la pared,

Y de las ranas, el suave tintineo

De cristales que se mueven lentamente,

Y de mi brezo la cara dura.

Amo todos los sueños que se callan

De corazones que sienten y no hablan,

¡Todo lo que es Infinito y pequeño!

¡Ala que nos protege a todos!

Sollozo inmenso, eterno, esa es la voz

¡De nuestro gran y miserable Destino!

El poema anterior es una celebración de la vida y de los elementos más pequeños que a menudo pasan desapercibidos en nuestra vida cotidiana.

Aquí el yo-lírico declara su amor no a una pareja, sino al paisaje que le rodea a diario: las piedras, las hierbas, los animales que se cruzan en su camino ("Todo lo que es Infinito y pequeño").

A diferencia de otros poemas de Florbela, en Voz que calla encontramos una especie de grito de gratitud al universo y el reconocimiento de la belleza de las pequeñas cosas que nos rodean.

14. Tus ojos (extracto inicial)

¡Ojos de mi amor! Infantes rubios

¡Qué traen mis prisioneros, locos!

En ellos dejé una vez mis tesoros:

Mis anillos, mis encajes, mis brocados.

En ellos permanecían mis palacios de molino,

Mis coches de combate, destrozados,

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Mis diamantes, todos mis oros

¡Lo que traje de los Mundos Desconocidos del más allá!

¡Ojos de mi Amor! Fuentes... cisternas...

Enigmáticas tumbas medievales...

Jardines de España... catedrales eternas...

Cuna ven a mi puerta desde el cielo

¡Oh mi leche de nupcias irreales!...

¡Mi suntuosa tumba de muerte!...

Es un no querer más que un bien querer; (Camões)

El poema largo Tus ojos dividido en una serie de actos, aporta en esta introducción inicial ya el tema de la amor idealizado .

En la primera parte de los versos encontramos una descripción física de la amada, más concretamente de los ojos. Hay también la presencia de un fuerte componente imaginario que ayuda a situar al lector en este contexto de lo onírico y lo poético.

También hay aquí una primera mención al padre de la literatura portuguesa, el poeta Luís de Camões. Es como si la lírica de Camões contaminase en cierto modo el poema de Florbela Espanca, aportando un universo imaginario muy parecido al que cantaba el poeta.

15. Mi imposible

Mi alma ardiente es un fuego abrasador,

¡Es un enorme brasero crepitando!

Anhelo de buscar sin encontrar

¡La llama en la que arder una incertidumbre!

Todo es vago e incompleto! y lo que más pesa

¡No se trata de ser perfecto! Se trata de deslumbrar

La noche tormentosa hasta cegar

¡Y todo en vano! ¡Dios, qué triste!

A mis hermanos en el dolor se lo he dicho todo

¡Y no me entendieron!... Ve y enmudece

Eso es todo lo que entendí y lo que intuyo...

Pero si pudiera, la pena que llora en mí.

Contando, no la lloraría como ahora,

Hermanos, ¡no lo sentía como lo siento!

Florbela registra en sus versos el tan frecuente sentimiento humano de sentirse perdido, desorientado, abandonado.

Con un tono pesado y sombrío, leemos un amargo y aislado I-lírico sin poder compartir su dolor ni encontrar una posible salida.

Son versos de lamento y tristeza, marcados por el signo de la incomprensión.

16. Vanos deseos

Quería ser el mar de alto

Que ríe y canta, ¡la inmensa vastedad!

Quería ser la piedra que no piensa,

La piedra del camino, ¡rugosa y fuerte!

Quería ser el sol, la luz inmensa,

¡El bien del que es humilde y sin suerte!

Quería ser el árbol áspero y denso

¡Que se ríe del mundo vano y hasta de la muerte!

Pero el mar también llora de tristeza...

Los árboles también, como si rezaran,

Abren los brazos al Cielo, ¡como un creyente!

Y el sol orgulloso y fuerte, al final del día,

¡Hay lágrimas de sangre en la agonía!

Y las Piedras... ¡todo el mundo las pisa!

A presencia en el mar es muy fuerte no sólo en la lírica de Florbela Espanca, sino también en la de varios escritores portugueses. En Vanos deseos En él, el mar figura como punto de partida y elemento central, guiando el poema.

Aquí el yo lírico aspira a lo imposible: una libertad y una presencia que se comparan con los elementos de la naturaleza.

Al hablar de la condición que desea alcanzar -inalcanzable-, el sujeto poético recurre a la comparación simbólica con el mar, las piedras, los árboles y el sol.

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17. Oración de la rodilla

¡Bendita sea la madre que te dio a luz!

¡Bendita sea la leche que te hizo crecer!

Bendita la cuna en la que te acunaron

¡Tu niñera para dormirte!

Bendito sea el resplandor de la luna

De la noche en que naciste tan suave,

Quién le dio ese candor a tu mirada

¡Y a tu voz ese gorjeo de pájaro!

¡Benditos sean todos los que te aman!

Los que se arrodillan a tu alrededor

¡En una gran, hirviente y loca pasión!

Y si más que yo, un día te quiero a ti

Alguien, bendita sea esa mujer,

¡Bendito sea el beso de esa boca!

En forma de oración religiosa, Oración de la rodilla es un tipo de alabanza al amado celebrando su existencia.

Aquí el yo lírico se muestra embelesado por su compañera y rinde homenaje a todos aquellos que, de alguna manera, participaron en la creación de la que ama o se cruzaron en su camino.

De forma generosa e inesperada, el amor que se canta en el poema se desborda y se muestra, al fin y al cabo, desinteresado. En los tres últimos versos, el ilirista afirma que si surge alguna otra mujer enamorada de la pareja, desea que se produzca la concreción de este amor a través del beso.

18. ¿Para qué?

Todo es vanidad en este mundo vano...

Todo es tristeza, todo es polvo, ¡no es nada!

Y apenas amanece,

La noche viene a llenar el corazón

Hasta el amor nos miente, esa canción

Que nuestro pecho ríe,

Flor que nace y pronto se deshoja,

Pétalos que se pisan en el suelo...

¡Besos de amor! ¿Para qué?... ¡Tristes vanidades!

Sueños que pronto se convierten en realidades,

¡Que dejan nuestras almas como muertas!

¡Sólo los locos creen en ellos!

Me encantan los besos que van de boca a boca,

¡Como los pobres que van de puerta en puerta!

El poema ¿Para qué? é desanimado Observamos a un yo-cantautor desesperanzado por los sentimientos fructíferos que puede extraer de la vida, que empieza a no encontrar belleza en lo cotidiano.

Los versos anteriores son bastante característicos de la escritura de Florbela, muy marcada por la depresión y un tono más sombrío.

Al afirmar que todo es provisional y fugaz, el sujeto poético presenta un tono de abadimento y agotamiento.

19. Mi tragedia

Odio la luz y estoy enfadado con la luz

Del sol, feliz, cálido, en ascenso.

Parece que mi alma es perseguida

¡Por un verdugo lleno de maldad!

¡Oh, mi vana e inútil juventud!

Me emborrachas, me mareas...

Unos besos que me diste en otra vida,

Llevo en mis labios morados, ¡el anhelo!

No me gusta el sol, me temo

Que lean en mis ojos el secreto

¡De no querer a nadie, de ser así!

Me gusta la noche inmensa, triste y negra,

Como esta extraña y loca mariposa

¡Que siempre siento girar en mí!...

Con aire pesado, Mi tragedia evoca un espíritu sombrío y deprimido presentando un yo lírico abatido.

El soneto parece querer demostrar que todo es vano, inútil y sin sentido, y que el miedo y la soledad son lo que impregna la vida de quien escribe.

Este poema habla muy de cerca de la biografía de la escritora, que vivió su breve vida plagada de rechazos (sobre todo de su padre), soledad y crisis nerviosas consecutivas hasta que se suicidó a los 35 años.

20. Anciana

Si los que me vieron ya estaban llenos de gracia

Mírame directamente,

Tal vez, llenos de dolor, lo digan:

"¡Ya es vieja! Cómo pasa el tiempo..."

No puedo reír ni cantar, ¡haga lo que haga!

Oh mis manos talladas en marfil,

¡Deja ese hilo de oro revoloteando!

Deja que la vida siga su curso hasta el final.

¡Tengo veintitrés años! ¡Soy una anciana!

Tengo el pelo blanco y soy creyente...

Ya susurro oraciones... hablo solo...

Y la bandada rosa de las caricias

Lo que me hacen, los miro con indulgencia,

Como un montón de nietos pequeños...

El soneto causa un curioso efecto en el lector, al que al principio el título hace creer que el poema tratará de una anciana, pero que, en la segunda parte de los versos, se da cuenta de que se trata de una joven de 23 años.

Observamos aquí cómo la cuestión de la edad parece estar relacionada no con un número, sino con un estado de ánimo.

En Anciana la joven criatura poética se ve identificada con una anciana tanto en términos físicos (el pelo blanco) como gestuales (musitar oraciones y hablar consigo misma).

Biografía de Florbela Espanca

Nacida el 8 de diciembre de 1894, Florbela da Alma da Conceição nació en Vila Viçosa (Alentejo) y llegó a ser una de las mayores poetisas de la literatura portuguesa, especialmente célebre por sus sonetos.

En 1908 quedó huérfana de madre y se crió en casa de su padre (João Maria Espanca), su madrastra (Mariana) y su hermanastro (Apeles).

Siendo aún joven, se despertaron los primeros síntomas de la neurosis.

Florbela se licenció en el Instituto Nacional de Évora, se casó con un compañero de clase y abrió una escuela en la que impartió clases. Paralelamente, colaboró en varios periódicos. La escritora también se licenció en Letras e ingresó en la carrera de Derecho de la Universidad de Lisboa.

En 1919 lanzó su primera obra, titulada Libro de los Dolores .

Feminista, se divorció de su marido Alberto en 1921 y se fue a vivir con un oficial de artillería (Antônio Guimarães). Volvió a separarse y se casó con el médico Mário Laje en 1925.

Murió prematuramente al suicidarse con barbitúricos el día de su 36 cumpleaños (8 de diciembre de 1930).

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    Patrick Gray
    Patrick Gray
    Patrick Gray es un escritor, investigador y empresario apasionado por explorar la intersección de la creatividad, la innovación y el potencial humano. Como autor del blog "Culture of Geniuses", trabaja para desentrañar los secretos de equipos e individuos de alto rendimiento que han logrado un éxito notable en una variedad de campos. Patrick también cofundó una firma de consultoría que ayuda a las organizaciones a desarrollar estrategias innovadoras y fomentar culturas creativas. Su trabajo ha aparecido en numerosas publicaciones, incluidas Forbes, Fast Company y Entrepreneur. Con experiencia en psicología y negocios, Patrick aporta una perspectiva única a su escritura, combinando conocimientos basados ​​en la ciencia con consejos prácticos para lectores que desean desbloquear su propio potencial y crear un mundo más innovador.