Libro Salón del desahucio, de Carolina María de Jesús: resumen y análisis

Libro Salón del desahucio, de Carolina María de Jesús: resumen y análisis
Patrick Gray

Carolina María de Jesús era una anónima hasta el lanzamiento de su primer libro, Sala de desahucios Publicada en agosto de 1960, la obra recogía una veintena de diarios escritos por la mujer negra, madre soltera, poco instruida y residente en la favela de Canindé (en São Paulo).

Sala de desahucios fue un éxito de ventas y de público porque lanzaba una mirada original sobre la favela y la favela.

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Traducida a trece idiomas, Carolina conquistó el mundo y ha sido comentada por grandes nombres de la literatura brasileña como Manuel Bandeira, Raquel de Queiroz y Sérgio Milliet.

En Brasil, el Sala de desahucios alcanzó una tirada de más de 100.000 libros vendidos en un año.

Resumen de Sala de desahucios

El libro de Carolina Maria de Jesus narra fielmente la vida cotidiana en la favela.

En su texto, vemos cómo la autora intenta sobrevivir como recicladora en la metrópolis de São Paulo, tratando de encontrar en lo que algunos consideran sobras lo que la mantiene con vida.

Los relatos fueron escritos entre el 15 de julio de 1955 y el 1 de enero de 1960. Las entradas del diario están marcadas con día, mes y año y narran aspectos de la rutina de Carolina.

Muchos pasajes subrayan, por ejemplo, la dificultad de ser madre soltera en este contexto de extrema pobreza. Leemos en un pasaje presente el 15 de julio de 1955:

Era el cumpleaños de mi hija Vera Eunice y quería comprarle un par de zapatos, pero el coste de la comida nos impide cumplir nuestros deseos. Hoy en día somos esclavos del coste de la vida. Encontré un par de zapatos en la basura, los lavé y remendé para que se los pusiera.

Carolina María es madre de tres hijos y se ocupa de todo ella sola.

Para alimentar y sacar adelante a su familia trabaja duro como recogedora de cartón y metal, y como lavandera. A pesar de todos sus esfuerzos, a menudo siente que no puede salir adelante.

En este contexto de frustración y pobreza extrema, es importante subrayar el papel de la religiosidad. Varias veces a lo largo del libro, la fe aparece como factor motivador e impulsor del protagonista.

Hay pasajes que dejan clara la importancia de la fe para esta mujer luchadora:

Estaba indispuesto, decidí recibir la bendición. Abrí la boca dos veces, me aseguré de tener mal de ojo.

Carolina encuentra en la fe fuerza, pero también a menudo explicación para situaciones cotidianas. El caso anterior es bastante ilustrativo de cómo un dolor de cabeza se justifica por algo del orden espiritual.

Sala de Desahucios explora los entresijos de la vida de esta mujer trabajadora y transmite la dura realidad de Carolina, el esfuerzo constante y continuo por mantener a la familia a flote sin tener que pasar mayores penurias:

Salí sintiéndome indispuesto, con ganas de tumbarme. Pero el pobre no descansa, no tiene el privilegio de disfrutar del descanso. Estaba nervioso por dentro, maldecía mi suerte. Recogí dos bolsas de papel. Luego volví, recogí unos hierros, latas y leña.

Como es el único sostén de la familia, Carolina trabaja día y noche para cuidar de sus hijos.

Sus chicos, como ella los llama, pasan mucho tiempo solos en casa y a menudo son criticados por los vecinos, que dicen que los niños "están mal educados".

Aunque nunca lo afirma en su totalidad, la autora atribuye la reacción de sus vecinos ante sus hijos al hecho de que no esté casada ("Aluden a que no estoy casada. Pero soy más feliz que ellos, que tienen marido").

A lo largo del escrito, Carolina insiste en que conoce el color del hambre, y sería el amarillo. La recicladora habría visto el amarillo unas cuantas veces a lo largo de los años y era esa sensación de la que más intentaba escapar:

Yo que antes de comer veía el cielo, los árboles, los pájaros, todo amarillo, después de comer, todo se normalizó a mis ojos.

Además de trabajar para comprar alimentos, la residente de la favela de Canindé también recibía donaciones y buscaba sobras en los mercados e incluso en la basura cuando era necesario. En una de las entradas de su diario, comenta:

El mareo del alcohol nos impide cantar, pero el del hambre nos hace temblar. Me di cuenta de que es horrible tener sólo aire dentro del estómago.

Y es así, tratando de escapar del hambre, la violencia, la miseria y la pobreza, como se construye la historia de Carolina.

Sobre todo, Sala de Desahucios es una historia de sufrimiento y resiliencia, de cómo una mujer hace frente a todas las dificultades que le impone la vida y aun así consigue transformar la situación extrema vivida en discurso.

Análisis de Sala de desahucios

Sala de desahucios Es una lectura dura, difícil, que expone situaciones críticas de quienes no han tenido la suerte de acceder a un mínimo de calidad de vida.

Extremadamente honesta y transparente, vemos en el discurso de Carolina la personificación de una serie de posibles líneas de otras mujeres que se encuentran igualmente en una situación social de abandono.

A continuación destacamos algunos puntos clave para el análisis del libro.

El estilo de escritura de Carolina

La escritura de Carolina -la sintaxis del texto- se desvía a veces del portugués estándar y a veces incorpora palabras rebuscadas que parece haber aprendido de sus lecturas.

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La escritora, en varias entrevistas, se identificó como autodidacta y dijo que aprendió a leer y escribir con los cuadernos y libros que recogía de la calle.

En la entrada del 16 de julio de 1955, por ejemplo, vemos un pasaje en el que la madre dice a sus hijos que no hay pan para desayunar. Cabe destacar el estilo del lenguaje utilizado:

16 DE JULIO DE 1955 Me levanté. Obedecí a Vera Eunice. Fui a buscar agua. Hice café. Les dije a los niños que no había pan. Debían tomar café solo y comer carne y harina.

Desde el punto de vista textual, cabe señalar que hay fallos como la ausencia de acento (en el agua) y errores de concordancia (comesse aparece en singular cuando la autora se dirige a sus hijos en plural).

Carolina revela su discurso oral y todas estas marcas en su escritura ratifican el hecho de que ella era efectivamente la autora del libro, con las limitaciones del portugués estándar de alguien que no asistió a la escuela.

La postura del autor

Más allá de la cuestión de la escritura, merece la pena subrayar cómo en el pasaje anterior, escrito con palabras sencillas y tono coloquial, Carolina aborda una situación muy difícil: no poder poner pan en la mesa por la mañana para sus hijos.

En lugar de afrontar el dolor de la escena de forma dramática y depresiva, la madre se muestra firme y opta por seguir adelante encontrando una solución temporal al problema.

A menudo, a lo largo del libro, este pragmatismo aparece como un salvavidas al que Carolina se aferra para salir adelante en sus asuntos.

Por otro lado, en numerosas ocasiones a lo largo del texto, el narrador se enfrenta a la ira, el hastío y la rebeldía de no sentirse capaz de atender las necesidades básicas de la familia:

Me quedé pensando en que necesitaba comprar pan, jabón y leche para Vera Eunice, ¡y los 13 cruzeiros no eran suficientes! Llegué a casa, a mi cobertizo, nerviosa y agotada. Pensé en la vida tan agitada que llevo. Rebusco papel, lavo ropa para dos jóvenes, estoy todo el día en la calle, y siempre tengo necesidades.

La importancia del libro como crítica social

Además de hablar de su universo personal y de sus dramas cotidianos, el Sala de desahucios También tuvo un importante impacto social porque llamó la atención sobre la cuestión de las favelas, hasta entonces todavía un problema embrionario en la sociedad brasileña.

Fue una oportunidad para debatir temas esenciales como el saneamiento básico, la recogida de basuras, el agua corriente, el hambre, la miseria, en definitiva, la vida en un espacio donde hasta entonces no había llegado el poder público.

Muchas veces a lo largo de los diarios, Carolina revela el deseo de salir de allí:

Ojalá pudiera mudarme de aquí a un núcleo más decente.

El papel de la mujer en los sectores más marginados de la sociedad

Sala de desahucios denuncia también el lugar de la mujer en este contexto social.

Si Carolina a menudo se siente víctima de prejuicios por no estar casada, por otro lado agradece no tener marido, que para muchas de esas mujeres representa la figura del maltratador.

La violencia forma parte de la vida cotidiana de sus vecinos y es presenciada por todos a su alrededor, incluidos los niños:

Por la noche, mientras ellos piden ayuda, yo escucho tranquilamente valses vieneses en mi cobertizo. Mientras el marido rompe las tablas del cobertizo, mis hijos y yo dormimos a pierna suelta. No envidio a las mujeres casadas del barrio de chabolas que llevan una vida de esclavas indias. Yo no me casé y no soy infeliz.

Sobre la publicación de Sala de desahucios

Fue el reportero Audálio Dantas quien descubrió a Carolina Maria de Jesus cuando fue a realizar un reportaje en el barrio de Canindé.

En los callejones de la favela que crecía a orillas del río Tietê, Audálio conoció a una señora con muchas historias que contar.

Carolina mostró una veintena de cuadernos mugrientos que guardaba en su chabola y se los entregó al periodista, que se quedó atónito ante la fuente que había recibido en sus manos.

Audálio no tardó en darse cuenta de que aquella mujer era una voz de la favela capaz de hablar de la realidad de la favela:

"Ningún escritor podría escribir mejor esa historia: la visión desde dentro de la favela".

Algunos extractos de los cuadernos se publicaron en un reportaje en el diario Folha da Noite el 9 de mayo de 1958. Otra parte se publicó en la revista O cruzeiro el 20 de junio de 1959. Al año siguiente, en 1960, el libro Sala de desahucios Organizado y revisado por Audálio.

El periodista asegura que lo que hizo en el texto fue editar para evitar muchas repeticiones y cambiar cuestiones de puntuación, por lo demás, dice, estos son los diarios de Carolina en su totalidad.

María Carolina de Jesús y su reciente publicación Sala de Desahucios .

Con su éxito de ventas (se vendieron más de 100.000 libros en un solo año) y la buena respuesta de la crítica, Carolina se convirtió en una estrella y fue solicitada por radios, periódicos, revistas y canales de televisión.

Mucho se cuestionó en su momento la autenticidad del texto, que algunos atribuyeron a la periodista y no a ella. Pero muchos reconocieron también que aquel escrito realizado con tanta veracidad sólo podía haber sido elaborado por alguien que hubiera vivido aquella experiencia.

El propio Manuel Bandeira, lector de Carolina, argumentó a favor de la legitimidad de la obra:

"nadie podría inventar ese lenguaje, ese decir las cosas con una fuerza creativa extraordinaria pero propia de alguien que se quedó a medio camino de la educación primaria".

Como señaló Bandeira, en la redacción de Sala de desahucios es posible localizar características que dan pistas sobre el pasado de la autora y que demuestran al mismo tiempo la fragilidad y la potencia de su escritura.

Quién era Carolina María de Jesús

Nacida el 14 de marzo de 1914, en Minas Gerais, Carolina Maria de Jesus era mujer, negra, madre soltera de tres hijos, recicladora, habitante de favelas, marginada.

Educada hasta segundo grado en una escuela primaria de Sacramento, en el interior de Minas Gerais, Carolina toma el relevo:

"Sólo tengo dos años de grupo escolar, pero he intentado formar mi carácter"

Semianalfabeta, Carolina nunca dejó de escribir, aunque fuera en cuadernos mugrientos amontonados rodeada de tareas domésticas y trabajos como recicladora y lavandera en la calle para mantener la casa.

Fue en la calle A, en la chabola número 9 de la favela de Canindé (en São Paulo), donde Carolina dejó grabadas sus impresiones cotidianas.

Su libro Sala de Desahucios fue un éxito de ventas y crítica y llegó a traducirse a más de trece idiomas.

En los tres primeros días tras su lanzamiento, se vendieron más de diez mil ejemplares y Carolina se convirtió en un fenómeno literario de su generación.

Retrato de Carolina María de Jesús.

El 13 de febrero de 1977, la escritora falleció, dejando tres hijos: João José, José Carlos y Vera Eunice.

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    Patrick Gray
    Patrick Gray
    Patrick Gray es un escritor, investigador y empresario apasionado por explorar la intersección de la creatividad, la innovación y el potencial humano. Como autor del blog "Culture of Geniuses", trabaja para desentrañar los secretos de equipos e individuos de alto rendimiento que han logrado un éxito notable en una variedad de campos. Patrick también cofundó una firma de consultoría que ayuda a las organizaciones a desarrollar estrategias innovadoras y fomentar culturas creativas. Su trabajo ha aparecido en numerosas publicaciones, incluidas Forbes, Fast Company y Entrepreneur. Con experiencia en psicología y negocios, Patrick aporta una perspectiva única a su escritura, combinando conocimientos basados ​​en la ciencia con consejos prácticos para lectores que desean desbloquear su propio potencial y crear un mundo más innovador.